LA LEPRA DE NUESTROS DÍAS

Menos mal que la lepra en nuestros días no es tachada de impura y los leprosos no han de vivir alejados de la ciudad, como ocurría en tiempos de Moisés (Palabra de Dios: Levítico (13, 1-2. 44-46)

También la lepra visible aparece en el Evangelio de Marcos, cuando Jesús curó de ella al que postrado de rodillas le imploró de tal modo que Jesús sintió lástima!.... link

En la prédica de hoy hubo una historia muy interesante que les comparto:
 
Parece que fue real y que al sacerdote se lo contaba una señora que en otro tiempo incluso disfrutaba de los trayectos en bus interurbano, bien reflexionando a solas, conversando con la persona que estaba sentaba a su lado, viendo el paisaje incluso leyendo, en fin, no tenía nada que perturbara su libertad.

En cambio desde que la TV se instaló en el bus, todos los viajeros, con atención puesta en la pantalla o sin ella, estaban más en silencio que antes, fija la mirada sin opción a cambiar lo que pasaban por ella ya fuera del agrado o no del viajero.

Ella casi ya se había hecho a la idea, le quedaba la alternativa que NO mirar allí... aunque no podía evitar escuchar de qué trataba.

Y resultó en cierta ocasión que  el contenido era tan subido de tono, que ni corta ni perezosa se levantó dirigiéndose al conductor, aun a riesgo de miradas o aun peor protestas de algún viajero al que el contenido de la proyección pudiera interesar.

Quizá algo enfadada por la violencia o sexualidad de las escenas televisivas, pero totalmente resuelta le dijo al conductor:

-¿Se puede saber cuándo va a quitar Ud. esa porquería que pasan en la TV?

El conductor no dijo nada, sólo se dio cuenta de lo que estaban pasando en la pantalla y anuló ese contenido sin más.

De vuelta a su asiento por toda respuesta lo que recibió la señora fue un aplauso al principio minoritario pero despues de forma masiva.
Nadie dijo nada de palabra pero con el gesto de aplaudir la resolución secundaron una acción que estaba bien moralmente y a conciencias normales.

Me invitó a reflexionar, a colación  del evangelio de Marcos, que si esta señora hubiera tenido respeto a la opinión pública y se hubiera amoldado a la mayoría, hubiera  imperado una conducta amoral que, quiza por distracción del conductor que no estaba en la película sino en la conducción, todos estaban transigiendo y aguantando hasta que llegara su parada y al bajar, poder llibrarse.

Ella se arriesgó a pasar entre la gente, como el leproso del evangelio también se arriesgó a pasar entre los digamos "puros" que seguían a Jesús, para llegar a ponerse de rodillas ante EL y pedirle:

-Señor, si quieres, puedes limpiarme...!