24 marzo 2013
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Mientras desataban el borrico, los dueños les preguntaron:
¿Por qué desatáis el borrico?
Ellos contestaron:
El Señor lo necesita.
Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos, y le ayudaron a montar. Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos. Y cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los milagros que habían visto, diciendo:
¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto. (Lucas 19,33-38)